Conflicto Escolar en la Educación Rural del Nororiente de Colombia
School Conflict in Rural Education in Northeast of Colombia
Resumen
El conflicto escolar, problemática que atañe a toda comunidad educativa, tiene
repercusiones que suscitan preocupación por cuanto sus manifestaciones afectan física,
emocional y académicamente a los implicados. Sin embargo, el conflicto puede ser tomado
como oportunidad de progreso personal para mejorar la convivencia y optimizar procesos
institucionales; por lo tanto, el objetivo del trabajo se centró en caracterizar tipos de
conflicto presentes en diferentes espacios escolares y sus formas de resolución en la
Institución Educativa Edmundo Velásquez, ubicada en zona rural del departamento Norte
de Santander, Colombia. La investigación fue de enfoque cualitativo, descriptivo e
interpretativo con corte transversal, la población de estudio está conformada por 36
estudiantes del grado sexto de la básica secundaria y el instrumento de obtención de
información es la observación participante, la cual permitió registrar en un diario de campo
eventos, comportamientos que alteran el clima escolar. Los resultados demuestran
prevalencia de conductas disruptivas en estudiantes varones, intolerancia y ausencia de
valores, mientras que las conclusiones evidencian necesidad de mejorar relaciones
interpersonales, promover armonía, generar cambios estructurales de carácter sociocultural,
regular la resolución de conflictos a través de políticas educativas y mitigar situaciones con
incidencia negativa en todo el estudiantado.
Palabras clave: Convivencia escolar, agresión, violencia, conductas disruptivas.
Abstract
The school conflict, a problem that affects every educational community, has repercussions
that raise concern because its manifestations affect those involved physically, emotionally
and academically. However, the conflict can be taken as an opportunity for personal
progress to improve coexistence and optimize institutional processes; Therefore, the
objective of the work was focused on characterizing the types of conflict present in different
school spaces and their forms of resolution in the Edmundo Velásquez Educational
Institution, located in a rural area of the Norte de Santander department, Colombia. The
research was of a qualitative, descriptive and interpretive approach with a cross-section, the
study population is made up of 36 students of the sixth grade of secondary school and the
instrument for obtaining information is the participant observation, which allowed
recording in a diary of field events, behaviors that alter the school climate. The results show
the prevalence of disruptive behaviors in male students, intolerance and the absence of
values, while the conclusions show the need to improve interpersonal relationships,
promote harmony, generate structural changes of a socio-cultural nature, regulate conflict
resolution through educational policies and mitigate situations with negative impact on the
entire student body.
Keywords: School conflict, school coexistence, disruptive behaviors, aggression.
¹Universidad de Pamplona
²Universidad de Pamplona
³Universidad de Pamplona
¹https://orcid.org/0000-0003-4023-7136
²https://orcid.org/0000-0002-5168-580X
³https://orcid.org/0000-0001-5989-5644
¹Colombia
²Colombia
³Colombia
³jemay.mosquera@unipamplona.edu.co
Álvarez-Ovallos, A., Gélvez-López, A. &
Mosquera-Téllez, J. (2020). Conflicto
Escolar en la Educación Rural del
Nororiente de Colombia. Revista
Tecnológica-Educativa Docentes 2.0, 9(2),
5-15.
https://doi.org/10.37843/rted.v9i2.135
A. Álvarez-Ovallos, A. Gélvez-López y J.
Mosquera-Téllez, "Conflicto Escolar en la
Educación Rural del Nororiente de
Colombia", RTED, vol. 9, n.° 2, pp. 5-15,
sep. 2020.
https://doi.org/10.37843/rted.v9i2.135
12/mayo/2020
10/junio/2020
25/septiembre/2020
Álvarez-Ovallos, A., Gélvez-López, A. & Mosquera-Téllez, J. (2020). Conflicto Escolar en la Educación Rural del Nororiente de Colombia. Revista Tecnológica-
Educativa Docentes 2.0, 9(2), 5-15. https://doi.org/10.37843/rted.v9i2.135
Conflicto Escolar en la Educación Rural del Nororiente
de Colombia.
Introducción
La población rural de Colombia es parte
fundamental en el desarrollo socioeconómico del país;
sin embargo, en el contexto de la región nororiental
del país, dicha ha sufrido permanentemente múltiples
situaciones adversas, representadas en abandono
estatal, corrupción política y un conflicto armado
presente desde hace varias décadas con diferentes
grados de intensidad en diversas zonas del país. El
nororiente colombiano se ha caracterizado por ser un
territorio de constante alteración del orden público,
específicamente el departamento Norte de Santander,
cuya población rural asciende alrededor del 22% de la
población total, según datos demográficos emitidos
por la gobernación del departamento.
Aspectos relacionados con la vulnerabilidad
multidimensional presente en contextos rurales
colombianos, han sido expresados históricamente a
través de un gran número de particularidades
trasmitidas de generación en generación y expresadas
en bajas garantías de superación económica, social o
cultural. En lo educativo, se evidencia un gran
porcentaje de analfabetismo de población adulta,
como condición arraigada en costumbres y valores
transmitidos por sus progenitores, siguiendo un
instinto natural; de tal forma que la población rural se
encuentra apegada a sus costumbres y valores, poco
acepta ayuda externa por temor a perderlos, además,
esta población vive unas alejadas de las otras
(Salazar, 2010, p. 2). Además, el poco contacto social
entre poblaciones rurales dispersas, aunado a una
idiosincrasia campesina de carácter conservador, se
revierte en apatía y renuencia al contacto con personas
ajenas a la comunidad, desde una posición de
desconfianza o recelo.
Ahora bien, como factor primordial para cerrar
brechas de desigualdad social entre población rural y
urbana, es sin lugar a duda la educación, como
derecho fundamental consagrado en la Constitución
Política Colombiana (artículo 67), lo que puede
contribuir de forma significativa en la transformación
de niños o adolescentes de la zona rural. Lo anterior,
sin desconocer los grandes desafíos característico en
estas zonas de difícil acceso, pero con enormes
posibilidades de originar el aprendizaje del conflicto
desde una condición situacional ubicada en el centro
de las relaciones sociales, entendida como pilar
fundamental del desarrollo emocional, personal o
académico de cada uno de los educandos (Cabrales,
Contreras, González & Rodríguez, 2017, p. 6).
Al enfatizar en la educación rural se
evidencian primeramente diferentes situaciones por
las que atraviesan cada uno de los estudiantes en sus
vivencias o desafíos propios cada contexto (De
Sousa, 2009), ya sean de carácter familiar, grupal o
comunitario, social o económico. Seguidamente, se
manifiesta una baja cobertura educativa inherente a
sectores rurales con poca inversión en
infraestructura, escasos recursos económicos,
ausencia de material didáctico y baja conectividad.
Lo anterior, constata la ineficiente aplicabilidad de
políticas educativas por parte del Gobierno nacional,
departamental o municipal para este sector.
Actualmente, la población joven rural se
encuentra en busca de mejores oportunidades con el
fin de contribuir al desarrollo regional; por lo tanto,
es necesario implementar políticas educativas
pertinentes, enfocadas no solamente se forme a niños
y adolescentes en aspectos académicos, sino también
se brinde apoyo psicosocial enfocado en desarrollar
el potencial innato en cada uno de ellos, desde un
proyecto de vida orientado al mejoramiento de
condiciones básicas del ser humano desde lo
individual con impacto comunitario. Por lo tanto, se
debe fomentar desde temprana edad la importancia
la Educación como camino para lograr reconstruir el
tejido social.
Por otro lado, los procesos educativos, bien
sean de carácter urbano o rural, presentan una
problemática social recurrente en diversas entidades
e instituciones que buscan prestar este servicio. En
término de convivencia escolar, este es
indudablemente un aspecto de gran importancia en
las relaciones humanas, razón por lo cual se debe
defender fehacientemente, sin dejar a un lado los
impactos que provoca una baja relación entre pares,
como por ejemplo desacuerdos, comunicación
inadecuada, etcétera, condiciones generadoras de
conflictos interpersonales o alteraciones del
ambiente escolar, de diferentes altercados cuya
solución habitualmente no se da de una forma
adecuada, en tanto se presentan casos asociados al
uso de fuerza como medio de respuesta (Caballero,
2010, p. 155).
De esta manera, un trato personal
desequilibrado va desquebrajando relaciones
establecidas a lo largo del tiempo dentro de un grupo
o comunidad estudiantil; imposibilita una aplicación
efectiva de mecanismos de resolución de conflictos,
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de Colombia.
independientemente del grado de agresión; crea
fisuras cada vez más grandes e irreconciliables;
fracturando lazos de amistad forjados previamente.
Lo anterior, es ampliamente demostrado dentro de
escenarios escolares, donde educandos se rehúsan a
acoger asertivamente formas de solución de
altercados o se dejan conducir por emociones
momentáneas, como condición previa de
afectaciones de tipo verbal, psicológico o físico, con
implicación en su propio bienestar aunado a
repercusiones en personas cercanas (Mina & Rangel,
2012, p. 13).
Por el contrario, una muy buena relación
interpersonal permite asimilar diferencias existentes
en otras personas, en cuanto a opiniones, ideas o
percepciones, respetar diversos modos de actuación
y ser solidario ante situaciones de adversidad, todo
ello mediante escenarios de cooperación en equipo
para cumplir metas comunes o individuales.
Convivencia Escolar
Convivencia escolar corresponde a una acción
de aprender a vivir juntos con tolerancia, de
convivencia entre diferentes personas que hacen
parte del contexto escolar, de manera armónica y
respetuosa frente a la violencia, agresión e
indisciplina; así como un conjunto de relaciones y
elementos necesarios para lograr propósitos o
resultados de aprendizaje forjadores de procesos
educativos integrales (García & Ferreira, 2005).
Por ello, es conveniente propender por ideales
imprescindibles en toda institución educativa
asociados a interpretar adecuadamente cualquier
manifestación de diversidad, asegurando en sus
educandos parámetros de óptimos de convivencia, en
la medida que el respeto, la tolerancia y las buenas
acciones deben imperar en cada uno, a pesar de todas
las situaciones que como ser humano podemos estar
viviendo” (Arredondo, 2015, p. 54).
Sin lugar a duda, desde hace mucho tiempo,
escuelas e instituciones educativas se conciben, cada
vez con más fuerza como espacios aptos para
empezar a compartir múltiples situaciones
interpersonales, bien sea positivas o negativas; para
formar individuos en todos sus ámbitos,
integrándolos en una comunidad de iguales,
enseñándoles a convivir idealmente bajo un buen
clima (Bahamón, Pacheco & Sáenz, 2015, p. 6).
Por lo tanto, convivencia escolar corresponde
a una noción, cuyo encauce de tipo formativo, es
considerado como fundamento esencial de procesos
de formación ciudadana, como un factor clave de
formación integral de estudiantes; en ese sentido, un
componente importante está relacionado con la
misión educativa de enseñar a estudiantes prestos a
captar conocimiento, mejorar comportamiento,
descubrir sus habilidades y demostrar valores, como
prerrequisitos para vivir en paz y armonía con el
prójimo; a este respecto, se puede inferir lo
importante que resulta desarrollar procesos de
gestión formativa para asegurar, de manera efectiva,
una convivencia escolar tendiente a prevenir o
atenuar situaciones de violencia escolar (Sandoval,
2014, p. 160).
De igual manera, es primordial propiciar un
excelente ambiente orientado a consolidar relaciones
sociales favorables, como elemento valioso para
salvaguardar identidades culturales locales,
especialmente asociado a escenarios educativos
ruarles conducentes al desarrollo del aprendizaje. Por
ello, es de suma importancia ofrecer a nuestros
educandos un ambiente social placentero, donde
haya una armonía sin igual entre los niños, tanto a
nivel escolar como familiar, todo esto para asegurar
resultados con impacto positivo en la sociedad
(López, Carvajal, Soto & Urrea, 2013, p. 386).
Para algunos investigadores como Cajiao
(2015) y Patiño (2014), muchos escenarios
generadores de conflictos en cuanto a convivencia en
aulas de clase se deben a diversos factores propios
del entorno docente; específicamente, hacen
referencia al uso inadecuado de herramientas
pedagógicas, generalmente usadas para desarrollar
cualquier actividad curricular, sin tener en cuenta
aspectos particulares del proceso formativo. Por otra
parte, se considera indispensable contar con
estudiantes motivados, como condición para lograr
un aprendizaje significativo, mientras que el uso de
metodologías inadecuadas o herramientas didácticas
inapropiadas impiden lograr dicho objetivo,
generando estudiantes disruptivos, producto de
docentes con bajo dominio de grupo complementado
con un manejo inadecuado de altercados en el aula.
Entre otros factores se evidencia también poco
trabajo colaborativo o en equipo dentro de las
instituciones educativas, así como escasez de
liderazgo pedagógico en docentes, sumado a baja
estima manifestada en frecuentes enemistades entre
directivos, maestros, estudiantes, padres de familia.
Álvarez-Ovallos, A., Gélvez-López, A. & Mosquera-Téllez, J. (2020). Conflicto Escolar en la Educación Rural del Nororiente de Colombia. Revista Tecnológica-
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de Colombia.
Actualmente, se advierte una recurrente
producción de situaciones conflictivas al interior de
las instituciones educativas, como condición
generadora de problemas de convivencia, de
situaciones que se convierten en motivo alarma para
la comunidad académica y su entorno familiar,
situación que permea a toda la comunidad.
Por lo tanto, situaciones asociadas a convivencia
escolar se convierten cada vez más en una
preocupación sentida de maestros y directivos en
instituciones educativas rurales. Obviamente, no se
puede desconocer la influencia de situaciones
interpersonales manifestadas a lo largo del tiempo,
cuyos involucrados pueden presentar características
antagónicas o interrelaciones positivas, de forma que
la convivencia es un reto ineludible en el marco del
cual se deben tomar procedimientos significativos por
parte de las instituciones educativas, orientados a
configurar una óptima convivencia escolar (Abenza,
2015).
Conflicto Escolar
Cuando se aborda el conflicto, es necesario
asumir su manifestación en situaciones normales,
presentes en toda sociedad, en algunas ocasiones
producto de un hecho social consustancial a la vida en
comunidad. Sin embargo, las discrepancias en el ser
humano son una constante histórica, hecho fácil de
constatar a través de diferentes sucesos o aspectos
cotidianos registrados en cualquier época, sin
importar estrato socioeconómico, raza, edad, religión,
o condiciones espacio temporales. Incluso, cuando
ocurren variaciones sociales en la vida de cualquier
ser humanos, estas podrían ser una consecuencia para
imputar de modo mayoritario, aun cuando no de
manera absoluta, al conflicto (Silva, 2008).
Históricamente, el conflicto ha sido tildado o
asociado principalmente a una situación nefasta,
donde los sucesos negativos se pudieron en gran
medida evitar. Por cierto, siempre ha sido relacionado
con situaciones de violencia en sus diferentes
manifestaciones, así como a la guerra en el ámbito
internacional.
Actualmente, el conflicto es considerado como
un proceso natural, característico en cualquier
dinámica asociada a relaciones humanas presentes en
el entorno, como un aspecto clave del desarrollo
individual. En ese sentido, las formas de enfrentar un
conflicto dependen directamente de las percepciones
relacionadas con su manejo, es decir, con aspectos
asociados a su significado social (González & Rojas,
2014, p. 14).
Independiente de su tipo o características, el
conflicto puede alcanzar caminos destructivos,
además de producir una constante reiteración de los
hechos en los cuales subsisten relaciones
incompatibles u hostiles; sin embargo, también se
puede obtener aspectos funcionalmente positivos
dependiendo de los hechos, de quienes están
implicados o de su nivel social, emocional o
psicológico (Domínguez & García, 2003).
A su vez, el conflicto hace ver la incapacidad
de mantener la cordura e impide tener aplomo para
controlar situaciones cotidianas. De igual forma,
conduce a sufrir algún tipo de pérdida, separación o
dependencia no deseada, induce a manifestar
aptitudes, desarrollar habilidades positivas o
negativas supuestamente inexistentes. El conflicto
promueve situaciones inimaginables que rondan en
límites desconocidos, perturba la tranquilidad,
interrumpe nuestros sueños, sacude nuestras vidas,
nos saca del nido, nos priva de la comodidad, nos
obliga a valernos por nosotros mismos, alejándonos
de todas aquellas personas que dan sentido a la vida
(De Souza, 2009, p. 8).
Entonces, cada vez adquieren mayor
importancia los diversos acontecimientos cercanos al
conflicto, los desacuerdos ocasionados por distintas
circunstancias se convierten en puntos neurálgicos,
ya sean de carácter nacional o internacional, social o
personal, se van acrecentando constantemente por
motivos de índole ideológico, sexual, religioso,
político o económico, llegando a suscitar una serie de
respuestas que pueden originar acciones relacionadas
con un aumento significativo del problema.
Los conflictos se originan sin distinción de
contextos, por ejemplo, en la vida cotidiana, toda
persona se enfrenta a circunstancias, en las cuales el
tomar una decisión lo puede llevar a producir algún
tipo de conflicto, sin embargo, esa decisión se puede
convertir en oportunidades de cambio, o por el
contario causa dificultades constantes.
Por tanto, el abordaje del conflicto es más
complejo de lo que se cree, no es suficiente con
nombrarlo o saber que existe, sino asumirlo también
como un asunto de incumbencia general, sin
excepción, sobre todo en la escuela, lugar donde se ha
incrementado vertiginosamente, aunque, en este caso
es conveniente diferenciarlo de manifestaciones
Álvarez-Ovallos, A., Gélvez-López, A. & Mosquera-Téllez, J. (2020). Conflicto Escolar en la Educación Rural del Nororiente de Colombia. Revista Tecnológica-
Educativa Docentes 2.0, 9(2), 5-15. https://doi.org/10.37843/rted.v9i2.135
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de Colombia.
relacionadas con actos violentos, pues todos los
conflictos no son violentos (Aguilar & Ariza, 2015,
p. 33).
Por lo anterior, el entorno escolar es
considerado como un sitio de socialización, de
conocimiento, donde acuden niños o jóvenes a
complementar su formación como sujetos pensantes,
a apropiarse de entendimiento para el desarrollo de
habilidades necesarias para una mejor comprensión
de la realidad. También es un escenario donde se
adquieren valores, hábitos, para su formación como
sujetos democráticos. Es así como la escuela es
llamada a dar respuesta a un sinnúmero de
interrogantes emergentes de los procesos de
interacción de niños o jóvenes en relación con
dinámicas culturales, políticas, económicas, sociales,
como condición que posibilita su actuación y
conformación de sujeto dentro de una sociedad
democrática en la cual expresa sus comportamientos
habituales.
De igual forma, son reconocidos como
problemáticas coligadas a conflictos dados en
instituciones educativas, aquellos altercados
representados en situaciones de incompatibilidad
entre dos o más instancias. Sin embargo, existen dos
tipos de conflicto entre alumnos: los resultantes de
actitudes o situaciones personales y los originados en
su interacción social, entre ellos o con los demás
integrantes de la comunidad estudiantil. Los
conflictos personales pueden caracterizarse como
ansiedad, conducta para llamar la atención,
inestabilidad emocional, exceso de impulso
competitivo, autoconcepto desfavorable,
negativismo, hiperactividad, aislamiento,
desobediencia habitual, problemas motivacionales
(Bustos, 2009, p.2). Los conflictos interpersonales
pueden ser la conducta interruptora, agresión física,
conducta verbal, conocimiento deficiente de las
relaciones causa-efecto, conducta pasivo
sugestionable, inmadurez social, relaciones
interpersonales ineficientes (Ortiz, 2014, p. 68).
Algunos elementos generadores de conflictos
entre estudiantes pueden ser provocados, tanto por las
relaciones interpersonales de dominio, como por
factores individuales de autoestima o egocentrismo;
para otras personas, las causantes de los conflictos a
menudo se «psicologizan», reduciéndose a diferentes
tipos de necesidades humanas, un problema de
interpretación subjetiva, de percepciones, es decir,
asumiendo un origen de situaciones de conflicto en el
entorno escolar, ligado a cuatro categorías:
ideológico-científicas, de poder sociopolítico,
estructurales y eminentemente humanas bien sea
personales o interpersonales (Pérez & Gutiérrez.
2016, p. 169).
Por su parte, una problemática relacionada con
el conflicto presente dentro y fuera de
establecimientos educativos corresponde a la
agresividad, entendida como un componente del
comportamiento antisocial, considerado como
fenómeno complejo, interconectado con múltiples
factores que contribuyen a la presentación de
diferentes manifestaciones por parte de los
estudiantes. El comportamiento agresivo suele
presentarse en distintos lugares, tales como hogar,
escuela o comunidad, con manifestaciones
productoras de deterioro clínicamente significativo
de actividades sociales, académicas o laborales
cotidianas (Samper, Tur, Mestre & Cortés, 2008, p.
432).
Algunos comportamientos frecuentes en esta
línea están asociados a romper objetos de otras
personas, destruir mobiliario de lugares públicos,
agredir a otros sujetos, falsificar calificaciones del
colegio, faltar a clase o llegar tarde
intencionalmente, beber en exceso, consumir
sustancias psicoactivas, “colarse” cuando hay que
esperar un turno, ensuciar calles rompiendo botellas
y arrojando basura, entre otros aspectos (Contini,
Cohen, Coronel & Mejail, 2012, p. 19). De este
modo, diferentes manifestaciones agresivas en
adolescentes se han ido englobando en función de
tres dimensiones básicas: a) naturaleza o modo de
expresión (física/verbal); b) dirección
(directa/indirecta), y c) función motivadora
(activa/pasiva) (Andreu, Peña & Penado, 2013,
p.734).
De igual manera, en un ambiente escolar se
presenta toda serie de escenarios incorporados a
situaciones de conflicto, de baja tolerancia o
irrespeto, recurrentes ofensas verbales o burlas
grotescas, provocaciones humillantes, amenazas,
robos o destrucción de objetos personales. Por tanto,
se requiere una sana convivencia escolar,
facilitadora de una construcción colectiva del tejido
social, cuyas mejoras se apropien de manera
responsable por parte de la comunidad educativa;
una convivencia escolar enfocada positivamente
hacia una búsqueda consciente de constantes
manifestaciones de afecto, asertividad
Álvarez-Ovallos, A., Gélvez-López, A. & Mosquera-Téllez, J. (2020). Conflicto Escolar en la Educación Rural del Nororiente de Colombia. Revista Tecnológica-
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comunicativa, empatía y responsabilidad, teniendo
como prioridad el mejoramiento de cualquier tipo de
relación entre alumno profesor; todo ello
fundamentado sobre bases pedagógicas de
aprendizaje tendientes a favorecer ambientes de
aprendizaje participativos e incluyentes, como
condición para construcción de identidad a pesar de
posibles diferencias (Marrugo, Gutiérrez,
Concepción & Concepción, 2016, p. 75).
Por su parte, una elevada prevalencia de
comportamientos agresivos originadores de
consecuencias negativas se relacionan
significativamente con a) precaria salud física
articulada a consumo elevado de drogas legales e
ilegales; b) bajos niveles de bienestar emocional
producto del estrés percibido, con sintomatología
depresiva o baja satisfacción vital; c) déficit de
habilidades sociales relacionadas con una mayor
probabilidad de rechazo por parte de compañeros,
aunado a escaso apoyo parental o comunicación
ofensiva con sus padres; y d) diversos problemas
escolares, tales como apatía por aprender o bajo
rendimiento académico (Torregrosa, Inglés & García,
2011).
En el contexto específico de las comunidades
rurales, se observa que, tanto al interior del aula,
como fuera de ella, existen constantes conflictos de
convivencia, los cuales no se gestionan debidamente.
Se evidencia naturalización de escenarios de agresión
articulada a un bajo avance tecnológico característico
en la comunidad rural, como condición influente en
comportamientos inadecuados de educandos, en
adquisición de actitudes impropias para el entorno
rural, tales como uso de dispositivos electrónicos
usados como puerta de escape a un mundo de mayor
libertad; por ello, un gran reto subyacente en acciones
propias del profesorado radica en las posibilidades
para brindar condiciones necesarias en la
transformación de hábitos o límites culturales
establecidos en el recinto escolar (Mendoza,
Cervantes & Pedroza, 2016, p. 3).
Metodología
El estudio es de tipo cualitativo, con relevancia
específica en relaciones sociales, de carácter
interpretativo con corte transversal orientado hacia
una comprensión de las conductas conflictivas
reiterativas entre estudiantes dentro de un
establecimiento de educación media, Institución
Educativa Edmundo Velásquez, ubicado en Norte de
Santander, Colombia.
Desde esta perspectiva, la aproximación hacia
la dinámica del conflicto escolar se realiza partiendo
del reconocimiento de una realidad presente en el
entorno formativo, cuya comprensión es clave para
generar procesos de gestión de conflictos. Al
respecto, se considera conveniente indagar desde un
descubrimiento interpretativo asociado a hechos
conflictivos presentes en estudiantes sujetos de
estudio, asumidos a su vez como un todo integral para
lograr una apreciación adecuada dentro de su contexto
singular con perspectivas valiosas para profundizar en
dinámicas de conflicto escolares (Melo, Montaño,
Mora & Pavas, 2009, p. 88).
Población
La población objeto de estudio corresponde a
36 adolescentes del grado sexto (20 de sexo
masculino, 16 de sexo femenino), cuyas edades
oscilan entre 11-13 años, pertenecientes al nivel de
educación básica secundaria y correspondiente a la
totalidad de estudiantes de grado sexto.
Técnica de Recolección de Información
Como técnica de recolección de información se
utiliza el instrumento observación participante,
enfocado a una “descripción sistemática de eventos,
comportamientos y artefactos en el escenario social
elegido para ser estudiado" (Marshall & Rossman,
1989, p. 35). Para cumplir con el objetivo principal
del trabajo dirigido a caracterizar los tipos de
conflicto emergentes entre estudiantes de grado sexto,
se aplica un instrumento recolección de información
definido por los autores para determinar la
regularidad de situaciones conflictivas o faltas
cometidas, tanto dentro como fuera del aula de clase,
en diferentes momentos del proceso formativos:
llegada del estudiante, durante algunas clases elegidas
aleatoriamente por hora o día escolar, en descansos,
Quehacer estudiantil entorno a actividades
académicas sin participación docente, comedor
escolar, transporte escolar y salida de clases. Con esto
se pretende conocer, una gran variedad de situaciones
conflictivas entre estudiantes.
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de Colombia.
Procedimiento
La investigación se realiza en las siguientes fases:
1. Etapa de Diseño: Se planifica el proceso
investigativo definiendo población a estudiar,
metodología, técnica de recolección de
información, procedimiento para análisis de
resultados.
2. Fase del trabajo de campo: Se realiza un primer
acercamiento donde, a través de observación
informal, se obtendrá una caracterización del
contexto, con la respectiva población sujeto de
estudio.
3. Observación: Se aplica el instrumento y se realiza,
a manera de diario de campo, un registro escrito de
las acciones o sucesos, faltas producidas, grado de
conflictividad en diferentes situaciones escolares.
El registro presenta datos a diligenciar durante el
tiempo de observación, tales como fecha/hora,
lugar, descripción del conflicto, participantes en el
conflicto, percance o impacto.
Resultados
El proceso de evaluación visual sobre
estudiantes pertenecientes a grado sexto ha permitido
realizar un seguimiento de acciones que estos realizan
en diferentes situaciones que alteran su
comportamiento normal, especialmente en el aula de
clase, aunque también se indaga su comportamiento
general.
Las conductas más frecuentes se han clasificado
de la siguiente forma:
1. En el aula de clase: Se observa
constantemente conductas disruptivas como
levantarse continuamente, pasearse por el
salón provocando malestar en los
compañeros, provocar ruidos con los pupitres,
generar sonidos con la boca (silbidos, risas
burlonas) para desconcentrar al grupo, hablar
de temas no relacionados con el proceso
académico (música, programas televisivos,
canciones, eventos deportivos) o realizar
comentarios fuera de contexto para
incomodar a sus compañeros. Como
manifestaciones generadoras de conductas
indisciplinadas se contemplan las siguientes:
tirarse bolas de papel a la cara incitando al
otro a reaccionar de forma violenta como
motivo para su amonestación, colocar apodos
para hacer sentir más al otro, decir mentiras
para inculpar a los demás, usar palabras
descomedidas para insultar a otros
compañeros, tomar sin consentimiento
pertenencias de los compañeros, esconder
objetos personales, botar la basura al piso,
salir de clase sin autorización, empujar, retar a
pelear, colocar zancadillas.
En clases de educación física, teniendo en
cuenta su contexto lúdico, dinámico, de
contacto físico, se presentan algunas
situaciones donde se pasa rápidamente del
juego a agresiones físicas, dado su condición
para una manifestación directa de diferentes
emociones ligadas a competencia entre
educandos o al afloramiento de rivalidades;
por lo tanto, algunas acciones relevantes
detectadas corresponden a aislamiento de
algunos integrantes del grupo producto de su
escaza habilidad deportiva, supremacía del
grupo más fuerte en competencia sobre el
resto, presencia de burlas por alguna acción
equívoca de juego, generación de sensación de
superioridad frente da estudiantes más débiles
físicamente, manejo de palabras ofensivas
para desaprobar errores de juego. Además, en
algunos casos, se evidenció agresiones físicas
producto del calor del juego.
Por otro lado, se observaron reacciones de
enfado, nerviosismo, susto, enrojecimiento
del rostro. En pocos casos, se manifiesta llanto
por parte de alguna estudiante cuyas vivencias
asociadas a algún tipo de violencia se reflejan
en el aula, situación asumida como conflicto
psicológico en la medida de los cambios
repentinos de emociones (González, 2017, p.
83).
Otros espacios objeto de técnica de observación
participante corresponden a tiempo de descanso,
donde se presentan las siguientes conductas:
1. Recreo o Tiempo de Descanso: En estos
espacios se observa constantemente acciones
de indisciplina como empujarse entre ellos,
insultos fuertes, palabras soeces, choques,
encontronazos, señas de insultos con las
manos, echarse agua cuando se encuentran en
los baños. Al respecto, se toman acciones
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Conflicto Escolar en la Educación Rural del Nororiente
de Colombia.
correctivas o se realiza algún tipo de
intervención por parte de docentes presentes
cuando estos perciben faltas de respeto o
actitudes de pelea relacionadas con posibles
agresiones verbales o físicas; los docentes
generan espacio para el ofrecimiento de
disculpar por pate del agresor o entre los
implicados, también se realiza un llamado de
atención verbal a quien realiza el acto. En
otras situaciones, los estudiantes son llevados
a oficinas administrativas donde se realizan
anotaciones en el libro de disciplina,
dependiendo del grado de afectación
ocasionado a sus compañeros.
2. Comedor Escolar: Otro espacio donde objeto
de observación de comportamientos
estudiantiles corresponde al restaurante o
comedor escolares, donde a raíz del poco
tiempo para comer los alimentos, se presente
muy baja acción asociada a alteración de
convivencia pacífica entre estudiantes. Las
únicas situaciones presentadas son el abucheo
por parte de los estudiantes cuando alguien se
salta el turno de puesto, ciertas palabras de
rechazo cuando no encuentran un sitio libre
donde comer, momento en el cual se dirigen a
sus compañeros con mofa para presionarlo a
ceder su espacio. Las acciones anteriores no
evidencian una intervención por parte de
docentes encargados de controlar la disciplina
en estos espacios.
3. Transporte Escolar: Se realizó un
acompañamiento con el fin de observar el
comportamiento, tanto antes como después de
llegar a clase. Se encontró una conducta
variada dependiendo del momento formativo,
es decir, en horas tempranas se presenta
calma, con baja presencia de manifestaciones
de inconformismo frente al servicio de
transporte; sin embargo, el fin de jornada
escolar, conjuntamente con el regreso a sus
hogares genera aumento o alteración de
conducta, así como presencia de situaciones,
tales como como colocar apodos, burlarse por
algo sucedido anteriormente; al respecto,
generalmente se hace una amonestación
verbal por parte del coordinador acompañante
del recorrido. Por otro lado, en algunas
ocasiones se pudo observar conflictos donde
se buscaba imponer decisiones con el fin
de obtener alguna clase de poder dentro del
aula de clase, para de esta forma obligar a
disciplina o viceversa, lo anterior se relaciona
con sumisión, coartación, manipulación del
otro a través del sarcasmo, castigo, reto, etc.
Tales estrategias de control no solo coartan
ciertas manifestaciones de libre expresión del
alumno, sino también obstaculizan su
desarrollo psicosocial al ser puesto en posición
de desventaja o ser sometido a los designios de
otra persona. Lo anterior, se manifestó en
algunas ocasiones, con implicados conscientes
de operar bajo determinadas estrategias de
enfrentamiento conflictivo, pero sin percatar su
accionar negativo en la medida del agrado o
aprobación de cierto grupo de estudiantes.
Cabe destacar una baja presencia de cualquier
tipo de situaciones conflictivas en las
dinámicas e interacciones femeninas,
independiente del lugar de donde estas se
encuentren, no se agreden de forma física,
pocas lo hacen verbalmente con referencia a
rumores o comentarios subidos de tono, por
medo de insultos, a raíz de apariencia física,
como también poniendo en contra otras
estudiantes para lograr apoderarse de la
situación. Al no revestir gravedad, estos
conflictos son solucionados entre ellas o por
medo de una intervención oportuna del
docente.
De acuerdo con la información obtenida, en el
marco al cumplimiento de los objetivos planteados,
se observa presencia de diferentes tipos de conflicto
escolar, los cuales pueden ser categorizados
mayormente de tipo físico con alto grado de
implicación en procesos de convivencia escolar. Por
su lado, la implicación en menor grado de las
manifestaciones de tipo verbal genera un bajo
impacto sobre las dinámicas de convivencia escolar.
Los resultados obtenidos evidencian un
alumnado del grado sexto copartícipe de conductas
disruptivas perturbadoras frente a un desarrollo
normal del proceso de enseñanza aprendizaje;
además, se encuentra diferentes acciones
interrelacionadas, vinculados a intolerancia (causa
muy común), así como algunos casos abuso de
confianza entre estudiantes, ausencia de práctica de
valores, recurrencia de egoísmo e irrespeto, como
aspectos generadores de situaciones negativas con
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Conflicto Escolar en la Educación Rural del Nororiente
de Colombia.
repercusiones en su formación académica y personal.
Además, de la información obtenida, se puede
inferir una convivencia percibida por los estudiantes
como regular frente a la interacción con sus
compañeros. Dicho aspecto se encuentra asociado a
vivencias personales negativas en su proceso
formativo, lo cual fue detectado en razón a actitudes
demostradas no solo por estudiantes involucrados en
la situación conflictiva, sino también por aquellos
ajenos o no involucrados en situaciones de alteración
de la convivencia escolar.
Por su parte, el grado de intervención de los
docentes frente a ocurrencia de algún tipo de
conflicto es variable; en algunos casos, intervienen
pocas veces, en otros son muy activos dando
soluciones en el momento de los sucesos. De igual
manera, se evidenció el uso de sanciones
disciplinarias a estudiantes con conductas hostiles o
comportamientos de difícil manejo, manifestadas en
rebajas de calificaciones tanto de alguna materia
específica como en evaluaciones de tipo
comportamental, llamados de atención verbal,
anotaciones en libro de disciplina o llamados a padres
de familia (acudientes) del educando. En ese sentido,
se evidencia bajo manejo de estrategias disciplinarias
para normalización de clases por parte de algunos
docentes.
Conclusiones
Convivencia escolar, conflictos, agresiones,
son temas cuya lenta pero permanente presencia
conduce a su incorporación en el vocablo de todos
aquellos que hacemos parte de ambientes educativos,
situación también familiar para entornos formativos
rurales, máxime si se tiene en cuenta situaciones de
orden público, desplazamiento forzado o
problemáticas de orden social, comunes para el
contexto nacional, cuya incidencia en el
comportamiento de algunos estudiantes es innegable,
en tanto materializan en aulas de clase realidades
concurrentes en sus familias o su entorno
comunitario.
La convivencia escolar es un aspecto
fundamental del proceso formativo, en tanto no solo
enseña a convivir, sino permite descubrir habilidades,
demostrar valores y generar espacios interactivos de
respeto, armonía y paz, esenciales para lograr
los propósitos de aprendizaje. Sin embargo, en el
marco de las interrelaciones propias del contexto
escolar, se presentan manifestaciones de violencia,
agresión e indisciplina que entorpecen dichos
objetivos.
El conflicto escolar, como aspecto inherente al
ser humano, también está presente en los procesos
interactivos propios del proceso formativo y es
resultante de actitudes personales asociadas al ego o
la intolerancia, sumadas a situaciones originadas en
la interacción social desde un origen basado
primordialmente en relaciones de poder o de carácter
ideológico.
Una conducta recurrente del conflicto escolar
está relacionada con la agresividad, representada en
comportamientos antisociales presentes en múltiples
escenarios cotidianos y evidenciada en actos
destructivos, agresiones personales de tipo física o
verbal, directo o indirecto, activa o pasiva.
El análisis de resultados permitió evidenciar
diversidad de conflictos, mayormente físicos y
menormente verbales, así como manifestaciones de
intolerancia, abuso de confianza, egoísmo e irrespeto,
con repercusiones en su formación académica y
personal. Además, la intervención docente en la
mediación de los conflictos no es regular, ni obedece
a criterios unificados por medio de estrategias
debidamente estructuradas.
Por lo anterior, se hace necesario mejorar las
relaciones, promover la convivencia de todos los
miembros de la comunidad, generar cambios
estructurales de carácter sociocultural, regular la
resolución de conflictos a través de políticas
educativas y mitigar situaciones con incidencia
negativa en todo el estudiantado.
En este sentido, se requiere formular e
implementar una propuesta de formación de
mediadores escolares, como estrategia para buscar
una reducción significativa de diferentes tipos de
conflicto escolar índices, así como de su
manifestación en agresiones, burlas o rupturas del
tejido social.
Dicha estrategia debe estar soportada en la Ley
1620 del 2013, por medio de la cual se crea Sistema
Nacional de Convivencia Escolar, como instrumento
para incidir positivamente en aspectos relacionados
con formación para ejercer adecuadamente toda serie
de derechos humanos, educación para la sexualidad,
prevención y mitigación de violencia escolar; así
como para disminuir situaciones designadas como
Tipo II: Agresión o acoso escolar (Decreto 1965
de Sep. 2013) por parte del Ministerio de Educación
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de Colombia.
Nacional de Colombia.
Finalmente, es importante establecer rasgos
comunes en diferencias socioculturales generadoras
de patrones conductuales negativos en adolescentes, a
fin de destacar implicaciones arraigadas en diversos
entornos socio educativos. De esta forma, es posible
determinar otros tipos de variables de suma
importancia en el proceso de implementación de
planes, programas o proyectos de intervención
socioeducativa, como estrategia de prevención de la
conducta antisocial durante la época escolar.
Reconocimiento
Un reconocimiento muy especial a la
Universidad de Pamplona (Colombia) y al grupo de
Investigación Gestión Integral del Territorio por el
apoyo al desarrollo de esta investigación.
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