https://orcid.org/0000-0002-2743-8681
8 de julio de 2020
2 de agosto de 2020
23 de agosto de 2020
1
Fundación ENAP
jjgiglio@intramed.net
Gigliotti, J. (2020). Cerebro Aislado en
Estado de Alarma. Revista
Tecnológica-Educativa Docentes 2.0,
8(2), 16-20, DOI:
https://doi.org/10.37843/rted.v8i2.146
Cerebro Aislado en Estado de Alarma
Isolated Brain in Alarm State
Dr. Juan José Gigliotti
1
Resumen
El objetivo de este ensayo consisten revelar cuales son los efectos nocivos para las
personas que deben cumplir un aislamiento ya sea forzado, por decisión propia o por
distintos tipos de enfermedades que afectan directa o indirectamente al cerebro. Desde el
año 1970, el Neurocientífico y Fisiólogo estadounidense Mac Lean, desarrollo la idea del
“cerebro triuno”, en la cual localiza tres niveles de estructuras cerebrales: cerebro
reptiliano o instintivo. Si bien el cerebro tiene características anatómicas y funcionales
diferentes, funcionan como un todo” a la hora de definir algún tipo de respuesta emanada
del cerebro y que repercute en la vida socio emocional de los individuos. A mediados del
siglo pasado el psicólogo Maslow, elaboró la famosa “pirámide de Maslow” y Carter
(1998) establece que el primer propósito del cerebro humano es lograr la supervivencia
lo cual va en línea con la base de la pirámide de Maslow. Cuando el Cerebro, a través de
sus cinco sentidos, detecta que no puede “mantener la supervivencia”, entra en lo que se
denomina “estado de alerta u amenaza”. Esta amenaza puede ser, real o imaginaria, y el
cerebro no puede distinguir una de otra. Además, esto no hace referencia solo a “tener
hambre o sed”, sino que, además, “la soledad, el aislamiento el no contacto social”,
también lo percibe como un estado de alarma y entonces hablamos de un “cerebro
estresado”, el cual genera conductas y hábitos perjudiciales para la salud de las personas,
inclusive hasta los suicidios.
Palabras claves: Cerebro triuno, supervivencia, alarmas, signos, síntomas.
Abstract
The objective of this trial was to reveal what are the harmful effects for people who must
comply with an isolation either forced, by their own decision or by different types of
diseases that directly or indirectly see the brain. Since 1970, the American Neuroscientist
and Physiologist Mac Lean, developed the idea of the "triune brain", in which he locates
three levels of brain structures: reptilian or instinctive brain. Although the brain has
different anatomical and functional characteristics, they work as a "whole" when it comes
to defining some type of response emanating from the brain and that affects the socio-
emotional life of individuals. In the middle of the last century, the psychologist Maslow,
developed the famous Maslow pyramid” and Carter (1998) establishes that the first
purpose of the human brain is to achieve survival, which is in line with the base of
Maslow's pyramid. When the Brain, through its five senses, detects that it cannot
“maintain survival”, it enters what is called “a state of alert or threat”. This threat can be
real or imagined, and the brain cannot distinguish one from the other. In addition, this
does not refer only to "being hungry or thirsty", but also, "loneliness, isolation, not social
contact", also perceived as a state of alarm and then we speak of a "stressed brain", which
generates behaviors and habits harmful to people's health, even suicides.
Keywords: Triune Brain, survival, threats, signs, symptoms.
Argentina
J. Gigliotti. “Cerebro Aislado en
Estado de Alarma”. RTED, 8, No. 2, pp.
16-20, ago. 2020
https://doi.org/10.37843/rted.v8i2.1
46
Citar así: Gigliotti, J. (2020). Cerebro Aislado en Estado de Alarma. Revista Tecnológica-Educativa Docentes 2.0,
8(2), 16-20, DOI: https://doi.org/10.37843/rted.v8i2.146
Cerebro Aislado en estado de Alarma
Introducción
El cerebro humano” (homens sapiens
sapiens), es el único órgano del cuerpo que
sigue evolucionando día a día. Esto se debe
porque que recibe estímulos externos e internos
que modifican su estructura cerebral (redes
neuronales) a través de un proceso llamado
“neuroplasticidad”. Dado este proceso
evolutivo continuo, si nos vamos millones de
años atrás quinientos mil millones
(500.000.000) sabemos que nuestro cerebro
deriva del “cerebro reptil” (cerebro reptiliano),
hace aproximadamente doscientos mil millones
de años (200.000.000) ese cerebro reptiliano
evolucionó hacia el llamado “cerebro límbico”
presente en los mamíferos y solo hace
doscientos mil años (200.000) atrás luego de un
proceso adaptativo y evolutivo ese cerebro
límbico dio paso a la aparición de una nueva red
neuronal que en su conjunto se la llamo
“cerebro racional” o neocortex, presente en
nuestra especie .
La Teoría de los Tres Cerebros fue
desarrollada por el médico y neurocientífico
Paul D. Mac Lean (Paul D. Mac Lean. 1970) y
aún hoy sigue teniendo vigencia a la hora de
explicar cómo funciona y de q manera se
conectan unas con otras, todas estas redes
neuronales que fueron apareciendo a través de
los millones de años. En definitiva, esta teoría
habla de un “Cerebro Triuno”, los cuales son el
cerebro reptiliano (o instintivo), el cerebro
límbico (o emocional) típico de los mamíferos
y el cerebro neocórtex (o racional) que es el más
desarrollado y corresponde al Homens Sapiens
Sapiens. Estos tres tipos de cerebros están
interconectados entre a través de redes
neuronales y circuitos diferentes, que, a la hora
de dar una respuesta, hacia el interior del cuerpo
humano o hacia el exterior (conducta o hábito)
lo hace de una manera integradora de los tres
cerebros.
Como lo mencionamos anteriormente, si
bien anatómica y fisiológicamente cada parte de
estos “tres cerebros” son distintos, desde el
punto de vista funcional, trabajan en forma
conjunta a la hora de recibir, procesar y
responder a las diversas señales tanto internas
(hambre o sed) como las externas (soledad o
aislamiento). Son consideradas “señales
aversivas” y colocan a toda esta maquinaria
neuronal en “estado de alarma”. Cada una de
estas regiones cerebrales se disponen, en este
estado alarmante, a responder de diferentes
maneras con un solo fin, que es el de “asegurar
la supervivencia de la especie”. Si este estado
de alarma se sostiene en el tiempo y “no se logra
una respuesta satisfactoria”, se producen
cambios anatómicos y físicos, tanto en el
cerebro como en el cuerpo en general, que a
veces, en algunas ocasiones, puede conducir a
la muerte del individuo.
Los efectos del aislamiento y por ende la
soledad, según explican los psicólogos
cognitivos y las neurociencias, se deben a que
el cerebro humano está acostumbrado a recibir
una gran cantidad de información sobre todo
visual y auditiva del entorno. Cuando esa
información es escasa o nula, el cerebro sigue
dando respuestas “sin sentido” (por ejemplo,
dormimos de día, comemos a cualquier hora,
entre otros.). Los estímulos externos (inclusive
los internos) no siguen ningún patrón y
entonces de esta manera, es como niños y
adultos, comienzan con crisis de angustia,
pánico, stress y depresión. Como somos “seres
sociales” desde que nacemos vivimos en
familia e incluso en comunidades, si “nadie”
nos ayuda a saber si estas emociones son
apropiadas, en poco tiempo, nuestra identidad
se altera y nos vuelve seres irracionales” según
lo menciona el psicólogo Robbins, Ian (2014)
Cómo el aislamiento extremo distorsiona la
mente”.
Desarrollo
El Cerebro Reptiliano, Límbico y Neocortex
El cerebro reptiliano es el más primitivo
de los todos. Es puramente instintivo. Ejecuta
acciones en forma automática, sin pensar. No
tiene capacidad de aprender, por eso, su única
emoción básica es el “miedo” (porque no tiene
reservación
Citar así: Gigliotti, J. (2020). Cerebro Aislado en Estado de Alarma. Revista Tecnológica-Educativa Docentes 2.0,
8(2), 16-20, DOI: https://doi.org/10.37843/rted.v8i2.146
Cerebro Aislado en estado de Alarma
Es el responsable de regular el pulso
cardiaco, la circulación sanguínea, la
respiración, la digestión, la reproducción y su
reacción básica es la” huida” en caso de percibir
una amenaza en el entorno. Este cerebro tiende
a ser automático, compulsivo y rígido. Es por
esta razón es que sigue patrones de conductas,
tendiendo a comportamientos primitivos como
el de la territorialidad y su única respuesta es el
miedo hacia lo desconocido. Afortunadamente,
los seres humanos contamos con otros “dos
tipos de cerebros” (el cerebro límbico y el
cerebro neocórtex), que nos ayudan a “no” estar
siempre en modo automático.
El cerebro límbico o mamífero, se
denomina así, ya que está presente y
desarrollado en todos los mamíferos. También
se le conoce como cerebro emocional debido a
que es el lugar donde se procesan las diferentes
emociones que se producen, tanto en los
mamíferos como en el ser humano (alegría,
tristeza, miedo, rabia, placer, dolor, entre
otros.). Anatómicamente se encuentra en la
región medial e interna del cerebro humano y es
el verdadero “órgano que funciona como un
sistema de alarma”, ya que reacciona ante
situaciones que pueden ser peligrosas (tanto
internas como externas), y esto ocurre antes de
que seamos conscientes del peligro. Activa el
sistema simtico, causando ansiedad o ataques
de pánico. Este Cerebro límbico establece un
puente entre los procesos básicos del cerebro
reptil y el neocórtex del individuo, generándose
así la expresión de una emoción.
La interacción reptiliana y límbica, ejerce
una gran influencia en el comportamiento del
ser humano a la hora de dar respuesta a los
estímulos recibidos, tanto internos como
externos del individuo. La amígdala (uno de
los principales órganos) es una estructura en
forma de almendra (son dos y se encuentra una
en cada hemisferio cerebral). Es la encargada de
alertar al cuerpo de alguna situación del entorno
que pueda representar un peligro, ya sea “real o
imaginario” para el individuo. Este sistema
límbico se encarga de regular y manifestar las
seis emociones primitivas, como son: la alegría,
la tristeza, el asco, el miedo, la sorpresa y la
agresividad.
Adicionalmente, (como está íntimamente
relacionada con otra estructura relacionada con
la memoria y que se llama “hipocampo”) otorga
cargas emocionales a nuestros recuerdos
(memoria) a largo plazo.
La amígdala es una estructura
indispensable para la defensa del individuo, sin
embargo, la misma se puede activar de manera
innecesaria (ante estímulos irreales o
imaginarios), y el cerebro, como “no” distingue
entre lo real y lo imaginario, cuando se siente
amenazado, desencadena una serie de
respuestas (liberación de neurotransmisores y
hormonas) que perjudican el funcionamiento
normal del cuerpo humano, así como también
se altera la conducta y los hábitos del individuo
llevándolo a estados como el stress crónico,
angustia e inclusive una profunda depresión.
Para que esto no suceda, debe intervenir el
cerebro neocórtex o neocorteza, el cual será el
encargado de ayudarnos a reflexionar sobre si
esas alarmas son reales o no, requisito
indispensable para que “nos puedan ayudar” a
trabajar sobre tales padecimientos.
El neocortex, es la única red neuronal que
nos diferencia de las demás especies animales
A esta zona del cerebro le debemos la
capacidad de razonar, pensar, recordar
experiencias y modificar nuestras acciones.
También nos proporciona la capacidad de crear
ideas, imaginar acciones o eventos (planificar
el futuro) y desarrollar habilidades. Con este
manto neuronal, podemos aprender y
memorizar (memoria a corto y largo plazo).
Para ello utiliza los sentidos (tacto, olfato,
visión, oído y gusto), con los cuales nos
mantenemos en contacto con el mundo externo.
Tiene la capacidad de constatar, a través de
estos sentidos, el mundo exterior y detectar
señales de peligro, que a veces son reales y
otras veces son imaginarias, como hemos visto
más arriba. Es aquí, en este manto cortical
neuronal, donde reside nuestra consciencia.
La Alarma Cerebral
A mediados del siglo pasado el psicólogo
Citar así: Gigliotti, J. (2020). Cerebro Aislado en Estado de Alarma. Revista Tecnológica-Educativa Docentes 2.0,
8(2), 16-20, DOI: https://doi.org/10.37843/rted.v8i2.146
Cerebro Aislado en estado de Alarma
Maslow, Abraham (1943) elaboró, la
famosa “pirámide de Maslow” en la cual definía
cuales eran las necesidades sicas que toda
persona (y su cerebro) debería tener en el
transcurso de su vida y en la medida que podía
cubrir sus necesidades básicas, se ascendía por
la pirámide hasta llegar al punto máximo de la
misma que era, y es, la autosatisfacción, lograr
el reconocimiento propio y el de la sociedad.
Para ello, Maslow sostenía que para lograr
cubrir las necesidades básicas y ascender a un
escalón superior de la pirámide, el individuo
desarrolla ciertos comportamientos y hábitos
con los cuales pueden acceder a esos escalones
superiores, como ser el reconocimiento y la
autosatisfacción, y esto dependía de sus deseos
más elevados.
Carter (1998), aparece en la escena
neurocientífica años después, y elabora una
serie de necesidades básicas “para todo ser
humano”. La autora manifiesta es que el primer
propósito del cerebro es la “supervivencia”, es
segundo es satisfacer las “necesidades
emocionales” y el tercero es el “aprendizaje
cognitivo”. Es por esta razón, que los sistemas
educativos, cada vez más incorporan el
concepto de coeficiente emocional y los
antepone al concepto de coeficiente intelectual,
dado que como se está viendo en este mundo
globalizado, el manejo y/o gestión emocional,
se transforma en una herramienta fundamental
para el desarrollo social y económico de las
personas (Gigliotti, J. J., Gigliotti, J. M., &
Treco, D. 2020, p. 34-36).
Cuando el Cerebro, a través de sus cinco
sentidos que vienen del exterior y de los
sistemas internos simpáticos y parasimpáticos,
detecta que no se está cumpliendo con la
premisa de “mantener la supervivencia” (ya que
recibe señales de tipo aversivas o peligrosas),
entra en lo que se denomina “estado de alerta u
amenaza”.
Esta amenaza puede ser, real o
imaginaria, y el cerebro no puede distinguir una
de otra. Además, no nos referimos solo a “tener
hambre o sed”, sino que, además, “la soledad, el
aislamiento el no contacto social”, también lo
percibe como un estado de alarma y entonces
hablamos de un cerebro estresado”, el cual
genera conductas y hábitos perjudiciales para
la salud de las personas, inclusive hasta los
suicidios. Cabe destacar que las conductas y
hábitos perjudiciales pueden suceder a
cualquier edad.
Además, hemos visto y asistido a la
aparición de nuevas enfermedades ligadas a la
tecnología y dependencia de las redes sociales,
como el “Síndrome del doble clic”, “la
depresión por Facebook”, el “Síndrome de la
casa vacía”, entre otros. Este tipo de
enfermedades son causadas, entre otros
factores, por el “efecto aislamiento con poco
contacto social” (Saito, 2013). Como vemos,
todas estas patologías aparecidas en la última
década del siglo anterior pero incrementada en
estos últimos años, género angustia en los
docentes y profesores dado que sus alumnos no
respondían de la manera adecuada en sus
clases, lo cual llevo a que ellos mismos
sufrieran del “Síndrome de Burnout” (Riera,
2015).
Conclusión
Como hemos visto, gracias a estos tres
cerebros, tenemos una multiplicidad de
respuestas hacia el mundo exterior y hacia el
interior nuestro. Somos, desde que nacemos,
seres sociales con respuestas emocionales, más
que racionales. Una condición básica, por
nuestra naturaleza humana es el contacto
social, por lo tanto, el aislamiento (por decisión
propia, o por obligación) va en contra de esa
condición humana. El cerebro aislado, percibe
ese aislamiento como una señal aversiva (como
la sed, el hambre, entre otros.) colocándose en
un estado de “alarma”, comenzando a dar
señales y una serie de reacciones hacia el
mundo exterior, que van desde “la disminución
del interés por casi todas las actividades que
generaban cierto placer, hasta el insomnio,
angustia, pánico, fobias, depresión e incluso
suicidios”. Esto puede ocurrir a cualquier
edad, y no importa el estatus social del
individuo.
Citar así: Gigliotti, J. (2020). Cerebro Aislado en Estado de Alarma. Revista Tecnológica-Educativa Docentes 2.0,
8(2), 16-20, DOI: https://doi.org/10.37843/rted.v8i2.146
Cerebro Aislado en estado de Alarma
Referencias
Carter, R. (1998). Mapping the mind. University of
California Press.
Gigliotti, J. J., Gigliotti, J. M., & Treco, D. (2020). El arte
de decidir, cómo equilibrar la razón con la emoción,
¿quién nos enseña? Revista Tecnológica-Educativa
Docentes 2.0, 9(1), 34-36.
https://doi.org/10.37843/rted.v9i1.88
Maslow, A. H. (1943). A theory of human
motivation. Psychological Review, 50(4), 370–396.
DOI: https://doi.org/10.1037/h0054346
MacLean, P. (1070). The Triune Brain in Evolution: Role
in paleocerebral function. Plenum Press.
Saito, T. (2013). Síndrome de Hikikomori. Recuperado
de: https://www.timeshighereducation.com/book
s/hikikomori-adolescence-without-end-by-
tamaki-saito/2001992.article#survey-answer
Robbins, I. (2014). “Cómo el aislamiento extremo
distorsiona la mente”. BBC
Riera, M. (2015). Universidad de los hemisferios.
Recuperado de:
http://dspace.uhemisferios.edu.ec:8080/xmlui/handl
e/123456789/251.