La Cultura Escolar: Concepto Clave para Entender la Implicación Escolar
School Culture: A Key Concept to Understand School Engagement
La investigación educativa en los últimos años está prestando mayor atención a la implicación
escolar. Se trata de una herramienta valiosa para conocer la relación de los estudiantes con la
escuela, así como su grado de implicación con la misma. La implicación escolar, como
herramienta de medición, aporta datos de gran valor para entender cómo se desarrolla esa
implicación y qué variables interfieren en ella; además, ha quedado sobradamente demostrado
que funciona como excelente indicador de problemas futuros como el abandono escolar. Aun
así, tradicionalmente se ha ignorado el contexto escolar en el que se han recogido los datos. Se
han tenido en cuenta algunos datos que atañen a las características del centro (nivel
socioeconómico, lugar, edad del alumnado…), pero se ha obviado todo lo que sucedía dentro
de la escuela. Así, este trabajo defiende que los datos de la implicación escolar deben estar
sustentados por el conocimiento de la cultura escolar. De lo contrario, todo intento de entender
o justificar la implicación, sin conocer la realidad o la cultura escolar, estará basado en teorías
e hipótesis que se alejan del contexto real. En este ensayo se propuso un nuevo enfoque que
destaca la necesidad de poner en valor la cultura escolar como concepto clave para entender la
implicación en la escuela. Se diseñó un modelo novedoso de siete variables donde la
implicación escolar y el ambiente de la escuela (la cultura escolar) son estudiadas
conjuntamente, de tal manera que se consigan los datos necesarios para establecer relaciones
causa-efecto y formular hipótesis adecuadas.
Palabras clave: Cultura escolar, clave, entender, implicación escolar.
Educational research is paying greater attention to school engagement in recent years. It has
become a valuable tool for analyzing the relationship of students with their schools, as well as
their degree of engagement with them. School engagement, as a measurement tool, provides
valuable data for the understanding of how this engagement develops and what variables affect
it. In addition, it has been thoroughly confirmed as an excellent indicator of future
complications, including school dropout. Despite these successes, an important element of the
research, the school context in which the data was collected, has traditionally been ignored.
Some data concerning the characteristics of the center (socioeconomic level, place, age of the
students ...) have been considered. However, the events occurring within the walls of the school
have been regularly ignored. Thus, this essay argues that the data on school engagement should
be supported by knowledge of the school’s culture. Otherwise, any attempt to understand or
justify engagement, not knowing the concrete reality or the school’s culture, will be based on
theories and hypotheses that may be far from the real context. In this essay, a new approach of
study is proposed. It highlights the need to value school culture as a key concept to understand
school engagement. In addition, a novel model containing seven variables is presented, where
school engagement and the school environment (school culture) are studied together. This
model will provide the necessary data to establish cause-effect relationships and the formulation
of adequate hypotheses.
Keywords: School culture, key, piece, school engagement.
¹Toki Eder Ikastola
¹https://orcid.org/0000-0002-1454-6798
¹España
¹jonxabier[email protected]
Basogain-Urrutia, J. (2021). La Cultura
Escolar: Concepto Clave para Entender la
Implicación Escolar. Revista Tecnológica-
Educativa Docentes 2.0, 10(2), 13-20.
https://doi.org/10.37843/rted.v10i2.218
J. Basogain-Urrutia, "La Cultura Escolar:
Concepto Clave para Entender la
Implicación Escolar", RTED, vol. 10, n.° 2,
pp. 13-20, ago. 2021.
Jon Xabier Basogain-Urrutia¹
5/abril/2021
10/julio/2021
29/agosto/2021
Basogain-Urrutia, J. (2021). La Cultura Escolar: Concepto Clave para Entender la Implicación Escolar. Revista Tecnológica-Educativa Docentes 2.0, 10(2),
13-20. https://doi.org/10.37843/rted.v10i2.218
La Cultura Escolar: Concepto Clave para Entender la
Implicación Escolar.
Introducción
Generalmente, cuando se habla de
educación y de escuelas, se pone el foco en
aquello que quizás resulte más fácilmente
medible: los resultados académicos obtenidos
por los alumnos, los informes del Programme
for International Student Assessment (PISA),
traducido al español como Programa
Internacional para la Evaluación de
Estudiantes u otros componentes o procesos
de la educación alejados de lo que sucede
dentro de la escuela. Son aspectos meramente
académicos con características abstractas. Por
ello, es indispensable también investigar otros
conceptos inherentes de las escuelas.
En los últimos años, la comunidad
educativa ha hecho un gran esfuerzo para
entender tanto qué les pasa a los alumnos,
como el modo de relacionarse con sus
escuelas. Se ha tratado, incluso, de aunar
aspectos académicos, emocionales y
psicológicos investigando qué factores
pueden propiciar el fracaso escolar. También
se ha investigado la correlación entre la
implicación escolar con otros factores como
el cansancio escolar (conocido también como
student burnout).
Uno de los conceptos s investigados,
y que mayor relevancia ha tenido en los
últimos años es, sin lugar a duda, el de la
implicación escolar. Este concepto atiende a
la manera que los alumnos tienen de
relacionarse con su escuela e implicarse en la
misma. Fredricks et. al. (2005) ofrece una
definición del mismo. Esta es la más aceptada
por la gran mayoría de autores donde se
distinguen tres tipos de implicación:
1. Implicación emocional: caracterizada
por recoger todas las reacciones
emocionales, sean positivas o
negativas, así como el sentimiento de
pertenencia al centro. (Connell, 1990;
Finn, 1989; Voelkl, 1997).
2. Implicación conductual: se centra en
la participación del alumno en las
actividades del centro; además se
considera imprescindible para
conseguir buenos resultados
académicos (Connell, 1900; Finn
1989).
3. Implicación cognitiva: se refiere al
esfuerzo que un alumno está dispuesto
a llevar a cabo para entender tanto
ideas como destrezas complejas. Hace
referencia también al esfuerzo de ir un
poco más allá del mínimo exigido
(Corno & Mandinach, 1983; Newman
et. al. 1992).
Existen varios trabajos en este aspecto,
tratando de ver qué factores pueden influir en
la implicación escolar. Se ha comprobado, por
ejemplo, que las variables edad o sexo
influyen en el concepto de implicación
escolar (Costa & Tabernero, 2012; Ramos-
Díaz et al., 2017). De igual modo, hay otras
investigaciones sobre la relación de
implicación escolar con otras variables como
son el contexto familiar, el tipo de
escolarización, y los problemas de conducta.
Sin lugar a duda, es un término de
interés tanto para investigadores como para
profesores. Ofrece una visión global de la
relación de los estudiantes con su escuela, a la
par que es un factor muy importante para
predecir el abandono escolar (Connell, 1990;
Finn, 1989). La manera de medir el nivel de
implicación escolar actualmente puede llegar
a ser escasa o, en cierto modo, imprecisa. Por
ejemplo exponer, que “los alumnos de cierto
barrio o centro tienen niveles de implicación
cognitiva bajos”, no aporta mucha
información si no se investiga también el
contexto escolar donde se han recogido esos
datos. Se hace, por tanto, necesario investigar
la cultura de esa escuela si se quiere explotar
la información de los datos sobre implicación
escolar; esto es, resulta imprescindible
conocer qué sucede dentro de la escuela.
Desarrollo
Los trabajos de investigación sobre
implicación escolar, en su gran mayoría,
tienen en cuenta el contexto externo de la
escuela recogiendo datos, entre otros, sobre
nivel socioeconómico del lugar, ubicación, y
origen del alumnado. Dicho proceso resulta
lógico y se aplica en la mayoría de las
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La Cultura Escolar: Concepto Clave para Entender la
Implicación Escolar.
investigaciones, sean del ámbito que sean.
Además, es muy común que los datos se
presenten atendiendo a tales criterios
externos, como por ejemplo, las notas medias
agrupadas por sexo, curso o la renta media del
alumnado.
Esta realidad deja en evidencia que la
investigación educativa no presta la suficiente
atención a otros datos relacionados con lo que
sucede dentro de la escuela, como qué
valores, normas y costumbres rigen en el
centro escolar, qué relación hay entre los
alumnos, cómo de controlados están por la
organización y cómo perciben los alumnos
ese control. Los citados componentes de la
vida escolar, que pueden influir en los niveles
de implicación del alumnado, son muy
relevantes y giran en torno a la vida dentro de
la escuela. Pero “lo que sucede dentro de la
escuela” no es un mulo de variables
escogidas al azar, sino el resultado de todas
las partes (costumbres, normas, suposiciones,
creencias…) que conforman la cultura
escolar.
Este concepto, el de cultura de la
escuela, nace de aplicar un enfoque desde el
punto de vista de la organización escolar a
aquello que sucede dentro de la escuela.
Sistematiza y categoriza aquellos
fundamentos, procesos, factores y
componentes del día a día, que pueden pasar
desapercibidos por ser parte de la rutina, pero
que conforman el nivel mínimo de
costumbres, creencias y suposiciones que se
dan por hecho en cada escuela. Podría parecer
un concepto sencillo y con una estructura
simple, pero lo cierto es que atañe a las bases,
creencias y suposiciones sobre las que se
crean y funcionan las instituciones, por lo que
abarca un amplio espectro de conceptos e
ideas.
Definición de Cultura Escolar
Atribuir el concepto de cultura a la
escuela no es una práctica novedosa (Elías,
2015). Se trata de un término empleado
frecuentemente para describir e identificar los
procesos de la vida escolar. De forma similar,
Waller (2014) define que cada escuela tiene
su identidad, sus costumbres y normas,
creando un código moral. Encontrar una única
definición del concepto puede ser complejo
debido al gran número de dimensiones a
incluir. Por ejemplo, Schein (2018) en un
intento de definir el término, elaboró un
listado con los factores intervinientes en la
cultura escolar, los cuales son los siguientes:
1. Actitudes observables (incluye el
idioma y los rituales).
2. Normas que evolucionan en
equipos de trabajo.
3. Valores dominantes, sobre todo
los establecidos por la
organización.
4. Las políticas del centro.
5. Las normas.
6. La filosofía que guía las políticas
y las normas.
7. El clima escolar.
Schein (2018) trata de ir un poco más
allá y añade un matiz importante a su
definición: los componentes de la cultura
escolar no aparecen como tales, pues la
cultura supone el nivel más profundo de
suposiciones y creencias comunes para todos
los miembros de una organización, y estas son
adquiridas involuntariamente por cada uno de
los miembros; son intrínsecas en uno mismo.
Sientan las bases para dar por ciertos
determinados aspectos de la vida dentro de la
institución (e.g., costumbres, normas,
maneras de actuar, creencias y suposiciones),
además de dotar a la organización una visión
tanto de sí misma como de su contexto.
Otros autores como Deal & Kennedy
han tratado de proveer una definición más
simple definiendo cultura escolar como “la
manera que tenemos aquí de hacer las cosas”
(1983, p. 501). Esta nueva definición deja de
lado el aspecto intrínseco mencionado por
Schein (2018). Muchos autores inciden en el
aspecto informal y no escrito de la cultura
escolar. Incluso se llega a mencionar que tan
solo puede ser aprendida y adquirida cuando
se rompe una de las normas no escritas; por
tanto, las metáforas, las costumbres, los
rituales, los mitos, los símbolos, las
historietas, y el sentido del humor también
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La Cultura Escolar: Concepto Clave para Entender la
Implicación Escolar.
conforman la cultura escolar (Stoll & Fink,
1999).
Tipología de Escuela Según su Cultura
Considerando las definiciones
anteriores, resulta evidente la existencia de
tantas culturas como escuelas. Aun así, por
muy cierta que sea la afirmación anterior, es
ineficiente desde el punto de vista científico.
Así pues, en aras de hallar patrones y
características comunes, se ha tratado de crear
categorías o tipologías de cultura escolar para
establecer un orden. Rosenholtz (1989)
diferenció la escuela flexible (se siente libre
para focalizar toda su atención en las
prioridades que tiene la escuela) y la
inmovilista (busca esa libertad en las
exigencias externas).
Esta definición, sin embargo, puede
quedarse incompleta al tratar de agrupar todas
las escuelas en dos únicas categorías. Es por
ello, que otros autores han tratado de abarcar
un espectro más amplio. Este es el caso de
Stoll & Fink (1999) que fueron más allá
presentando un modelo de cinco categorías
atendiendo solamente a dos variables: la
efectividad (basada en los resultados
académicos de la escuela) y el grado de
mejora (el esfuerzo realizado por una escuela
para mejorar). Esta diferenciación se puede
observar en la figura 1.
Figura 1
Tipos de cultura escolar según Stoll & Fink
Nota. Stoll & Fink (1999) proponen este modelo
basándose en el estado que tiene la escuela en
determinado momento (eficaz o ineficaz) y el esfuerzo
que hace para mejorar o mantener esa situación,
elaboración propia (2021).
Atendiendo al modelo de las dos
variables descritos por Stoll & Fink (1999),
recogidos en la figura 1, se desarrolla a
continuación las características de cada tipo
de escuela. Para entender estos modelos, hay
que tener en cuenta que la cultura escolar es
un proceso dinámico, por lo que, a lo largo del
tiempo, ante circunstancias cambiantes de la
propia escuela y de su propio entorno, esta
podrá pasar por diferentes de las tipologías
abajo descritas.
1. Las escuelas que avanzan son
eficientes, donde la gente trabaja
activamente en grupo para responder a
un contexto cambiante.
2. Las escuelas que caminan se perciben
como eficientes, logrando buenos
resultados con una calidad mejorable.
Se conforman con buenos resultados,
pero no atienden a las necesidades a
largo plazo de su alumnado.
3. Las escuelas que pasean, por su parte,
están en medio. Puede parecer que
tienen intención de mejorar, pero a
paso muy lento. Pueden llegar a
proyectar una imagen de una buena
escuela, pero necesitan de un estímulo
externo para mejorar realmente.
4. Las escuelas que luchan son
conscientes de ser poco eficaces, a
pesar de efectuar un gran esfuerzo
para serlo. Normalmente consiguen
sus objetivos debido al nivel de
esfuerzo realizado. Es importante que
el personal acepte la necesidad de
mejorar.
5. Las escuelas que se hunden fracasan y
no son efectivas. Los profesores no
están preparados (porque no quieren o
porque no pueden) para enfrentarse a
un proceso de cambio.
Estabilidad de la Cultura, Subculturas y la
Escuela como Sistema de Flujos
Para Stoll & Fink (1999), quienes
proporcionaban este punto de vista sobre los
tipos de cultura, creen que la cultura escolar
se vuelve estática una vez ha terminado de
desarrollarse, partiendo de la idea básica de
que la cultura escolar nace junto con la
escuela. En contraposición, otros autores
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La Cultura Escolar: Concepto Clave para Entender la
Implicación Escolar.
como Bolman & Deal (1991) entienden la
cultura escolar como un proceso, porque los
nuevos miembros la van adquiriendo de
quienes ya estaban en la escuela; y, a la vez,
como un producto, porque es el resultado del
conocimiento de todos los miembros de la
escuela).
La cultura escolar, sin embargo, ni
como proceso ni como producto, no es una
única. Dentro de la cultura predominante en la
escuela se crean varias subculturas (ya sea
entre alumnos, profesores o familias); de
hecho, algunos autores como McLaughlin &
Marsh (1990) y Huberman (1992) describen
la cultura predominante en la escuela como la
mezcla de todas las subculturas. En ese
aspecto, lo más frecuente suele ser la
existencia de una cultura que predomina sobre
las demás, generalmente impulsada por la
dirección del centro; pero, debido a la
necesidad de los humanos a relacionarse entre
ellos, se crean subculturas (Siskin, 1994).
Conociendo esta realidad de culturas
escolares y atendiendo al enfoque de la
organización escolar, es preciso entender la
escuela como un sistema de flujos. Santos-
Guerra (1997) recoge que la representación
tradicional de la estructura de una
organización, como la escuela, es un
organigrama; sin embargo, la autora apostilla
que, en contraposición a lo que se cree, un
organigrama esconde más información de la
que ofrece. Se menciona esta idea bajo el
pretexto de que, muchas veces, el poder
formal no coincide con el poder real. Para
comprender el motivo de esta situación,
Santos-Guerra (1997) aludió la existencia de
personas en lugares y puestos estratégicos,
generalmente elegidos por la gente con poco
poder, para la toma de decisiones al gusto de
quienes los han colocado en dichos puestos.
Así, ha de entenderse la escuela, y por ende su
cultura, como un sistema de flujos, como se
recoge en la tabla 1.
Tabla 1
La organización como un sistema de flujos
TIPO DE FLUJO
DEFINICIÓN
Flujo de trabajo
Se da en el ámbito de trabajo; tiene varias direcciones: de niveles superiores a inferiores
(explicaciones del profesor), horizontal (trabajo de los alumnos), de niveles inferiores a
superiores (cuando un alumno pide ayuda…).
Flujo de control
Se puede relacionar con el control social que ejerce la escuela. El control, generalmente, se
establece mediante la toma de decisiones; estas, tomadas por gente de rango superior,
afectan a los de rango inferior.
Flujo de información
Formal, centrada en el trabajo. Tiene muchas direcciones: de arriba a abajo (pedir
orientaciones sobre el trabajo), de abajo a arriba (quejas, pedir permisos), horizontal
(interacciones relacionadas con el trabajo), y con el entorno (consejos dirigidos a la escuela,
peticiones de colaboración…).
Informal, de múltiples direcciones. Las personas de rango más alto, como la dirección del
centro, tratan de evitar este tipo de flujo, pero siempre sucede. Como consecuencia, crea
áreas de poder en la cultura o en las subculturas. La información puede ser centrada en el
trabajo (en ocasiones puede facilitar el funcionamiento de la escuela) o en un ámbito más
social (rumores, cotilleos…).
Nota. Esta tabla recoge los tres tipos de flujo que se dan en un centro escolar de acuerdo con (Santos-Guerra,
1997). Cuando se distinguen flujos verticales, se alude a distintos grupos según el poder que tienen en la
organización (dirección, docentes, alumnado), mientras que la horizontal hace referencia a las personas del mismo
grupo, elaboración propia (2021).
Como se ha podido observar, la
cultura de la escuela abarca a su vez muchos
otros conceptos que a priori podrían no
parecer relacionados entre sí, ni con la cultura
escolar. Si bien puede parecer un concepto
compartimentado, se hace necesario
considerar la escuela como una organización
para entenderlo bien.
La Problemática de no Atender a la Cultura
Escolar
Como se puede inferir de la definición
de la cultura escolar, incluyendo todas sus
dimensiones, el término abarca prácticamente
todo lo que sucede dentro de la escuela. No
obstante, como se menciona, una de las pocas
maneras de entender por completo el término
y, por tanto, de conocer bien la cultura de un
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La Cultura Escolar: Concepto Clave para Entender la
Implicación Escolar.
centro, es trabajando o estudiando en esa
escuela; pero un proceso de estas
características requiere una gran cantidad de
tiempo.
El requerimiento de tiempo es normal,
porque cuando se va a un sitio nuevo, no se
sabe muy bien cómo trabajan allí, qué
costumbres tienen, por lo que no es inmediato
el proceso de adquirir la cultura de una
institución… Desde el punto de vista de la
investigación educativa, para compensar
dicha dificultad, se dispone de otras
herramientas de medición de la cultura
escolar que no pasan por efectuar una estancia
en el centro. Una de estas alternativas es el
cuestionario, actualmente ya empleado como
instrumento de recogida de datos para medir
los niveles de implicación escolar. Por tanto,
se estimó coherente y adecuado añadir un
segundo apartado a dicho cuestionario, que
recoja únicamente datos sobre la cultura
escolar.
La problemática surgió cuando han de
establecerse las variables que se estudiarán en
ese cuestionario, pues pudo parecer laborioso
abstraer en unas pocas preguntas la esencia de
lo que sucede dentro de la escuela.
Hargreaves (1995), por ejemplo, proponía
medir el control social que el centro ejerce
sobre sus miembros y la cohesión social,
estableciendo el modelo descrito a
continuación. De tal manera, se logra,
simplemente atendiendo a dos variables,
describir el ambiente de la escuela:
1. Control social alto y cohesión social
alta: escuela invernadero.
Claustrofóbica, demasiada presión
sobre los participantes.
2. Control social alto y cohesión social
baja: escuela tradicional, vigilante y
formal.
3. Control social bajo y cohesión social
alta: escuela del bienestar, tranquila y
humanitaria.
4. Control social bajo y cohesión social
baja: escuela atomizada y solitaria. No
hay sentimiento de pertenencia.
En cualquier caso, atender únicamente a
dos variables podría resultar insuficiente para
ofrecer datos sólidos y fiables. Siguiendo por
esa misma línea, para conocer mejor lo que
sucede en la escuela, se propone añadir dos
variables más orientadas a obtener datos más
amplios:
(1) Solidez de la cultura escolar (abarca
subculturas, participación de las
familias, flujos, presencia y
conocimiento de normas escritas/no
escritas… el resto de los componentes y
factores presentes en la cultura escolar).
(2) Relación alumno-profesor.
Por tanto, este ensayo presentó un
método que consta de siete variables
(agrupadas en implicación escolar y cohesión
social) que se aplicaría a todas aquellas
investigaciones que tuvieran como objetivo
estudiar la implicación escolar de un
determinado grupo de alumnos. Estas siete
variables son:
A. Bloque 1: Implicación escolar:
o Variable 1: Implicación
emocional.
o Variable 2: Implicación
conductual.
o Variable 3: Implicación
cognitiva.
B. Bloque 2: Cultura escolar:
o Variable 4: Solidez y arraigo
de la cultura escolar.
o Variable 5: Control social.
o Variable 6: Cohesión social.
o Variable 7: Relación alumno-
profesor.
Luego, han de establecerse las variables
independientes de la investigación o del
estudio que se esté llevando a cabo, como
pueden ser la etapa académica de
escolarización, la edad, el sexo, entre otras.
Estas dependerán del objetivo general del
estudio y funcionarán como piezas clave para
entender en función de qué y cómo varían las
siete variables propuestas.
El objetivo de este novedoso método
fue dotar de valor real a los datos recogidos al
medir la implicación escolar, ofreciendo, al
mismo tiempo, a la comunidad educativa
herramientas para establecer relaciones de
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La Cultura Escolar: Concepto Clave para Entender la
Implicación Escolar.
causa-efecto. En la actualidad, se dice que,
por ejemplo, “los alumnos de 15 años tienen
una implicación conductual baja (participan
poco)” y no se aporta ninguna información
más, por lo que se están dando a conocer datos
carentes de valor real.
En contraposición, si también se
investiga la cultura escolar, se dispone de
datos y herramientas suficientes para conocer
qué influye en los niveles de implicación.
Partiendo del ejemplo anterior, si además de
observar que los alumnos de 15 años tienen
una implicación conductual baja, se advirtió
que la cohesión social es baja, o que el
alumnado valora negativamente su relación
con el cuerpo docente, entonces -y
únicamente entonces- se contó con
herramientas y datos suficientes para
establecer relaciones causa-efecto. Si, por el
contrario, se desconoció la cultura escolar,
difícilmente se pudo llegar a teorizar sobre el
origen o la causa de los niveles de implicación
y, en consecuencia, todo intento de tatar de
justificar o comprender dichos datos quedó
completamente alejado de la realidad escolar
donde fueron tomados y basado en teorías.
Conclusión
La implicación escolar ha resultado ser
una gran materia de investigación educativa,
no solo por la utilidad de los datos que se
recogen, sino porque se ha convertido en un
excelente indicador para predecir problemas
futuros como el abandono escolar. Además,
conviene no olvidar que el objetivo de toda
investigación educativa no es solo crear nueva
evidencia científica, sino ayudar a toda la
comunidad educativa (alunando, docentes,
familias…) dotándoles de nuevas
herramientas, métodos y datos que puedan ser
comprendidos por la población general.
En este aspecto, la investigación de la
implicación escolar ha tenido luces y
sombras. Ha hecho una excelente labor a la
hora de ofrecer datos, estudiar las variables
que pueden afectar a la implicación escolar…
Pero se ha quedado corta a la hora de brindar
un marco a los datos obtenidos. Para ello, ha
de entenderse la escuela como una
organización, como un ente más, y no solo
como un medio para aprender o preparar a los
alumnos para el mundo. Como organización,
tiene sus normas y costumbres, las cuales
indudablemente afectan a la manera en la que
el alumno se relaciona con la misma.
Este ensayo, por tanto, propuso ir un
paso más allá en la construcción del marco
para los datos recogidos de una escuela.
Planteó acopiar datos de la cultura escolar
para disponer de información útil, como
pueden ser los niveles de cohesión y control
social, e información del contexto escolar,
ofreciendo herramientas para establecer
relaciones de causa y efecto. Por ejemplo: en
una investigación educativa los datos de los
alumnos de un centro indican unos niveles de
implicación emocional y conductual bajos. Si
no se aporta ningún dato más, dichos datos de
los niveles se quedarán cortos, porque, más
allá de un valor meramente informativo, no
realizan una aportación significante. Además,
cualquier intento de encontrar una explicación
a esos niveles sería meramente teórica (podría
basarse en teorías del desarrollo e
investigaciones previas, pero carecería de una
visión de donde se han tomado los datos).
En cambio, si se conocieran los datos de
la cultura escolar, se podría ver si los niveles
de cohesión y control social son altos o bajos,
si se valora positivamente la relación de los
alumnos con sus docentes o si existe una
cultura bien formada y arraigada en la
escuela. Son precisamente estos datos, los
relacionados con la cultura escolar, los que
realmente realizan una aportación
significativa de gran valor, tanto para la
comunidad científica como para la comunidad
escolar en general. Como se mencionaba al
principio, el objetivo de toda investigación ha
de ser ayudar a la comunidad educativa; en
esa misión es preciso conocer también lo que
sucede dentro de las escuelas.
Así, se concluye que la comunidad
educativa debe disponer de un marco que le
permita conocer la realidad de las escuelas.
Este marco dotará de información que
enriquezca y complemente los datos
obtenidos en la medición de la implicación
escolar; y dicho marco, precisamente, lo
ofrece la investigación sobre la cultura
escolar. De esta manera, atendiendo a la
Basogain-Urrutia, J. (2021). La Cultura Escolar: Concepto Clave para Entender la Implicación Escolar. Revista Tecnológica-Educativa Docentes 2.0, 10(2),
13-20. https://doi.org/10.37843/rted.v10i2.218
La Cultura Escolar: Concepto Clave para Entender la
Implicación Escolar.
cultura e implicación escolar, se consigue
combinar dos conceptos esenciales muy
valiosos en la investigación educativa. Ambos
logran ofrecer un punto de vista completo y
enriquecido, no empleado hasta el momento.
Se aplica así un nuevo enfoque al ámbito de
la implicación escolar tomando como eje
principal la misma, donde se perciben la
escuela y el aprendizaje como un proceso
global y multidisciplinar.
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