Introducción
La universidad es una comunidad de
intereses donde los procesos educativos
tienen como médula acciones emergentes
dentro de su dinámica institucional. La
tecnificación del proceso educativo lleva más
de una década, pero ha tenido un vertiginoso
crecimiento en los dos últimos años debido a
la pandemia por CODIV-19, donde el
distanciamiento social ha sido una medida
tomada por diversos países a fin de mitigar su
tasa de contagio entre personas.
De acuerdo con Núñez et al. “La
redimensión del espacio-tiempo formativo,
involucra que las herramientas tecnológicas
no presenciales también permiten establecer
vínculos relacionales formativos” (2019, p.7),
este planteamiento apoya los procesos a
través de una educación mediada por
tecnologías, donde su vertiente no debe
esgrimirse solamente al proceso de docencia,
sino trascender a todas las funciones
sustantivas universitarias. Por ello, la
Responsabilidad Social Universitaria (RSU)
es un eje dinamizador que permite desarrollar
el planteamiento previamente descrito.
En este sentido, una forma de vincular a
la universidad con su contexto es mediante
procesos de RSU, un concepto derivado a
partir de Responsabilidad Social Empresarial
(RSE). Por ello, Vallaeys destaca “…es una
nueva política de gestión universitaria que se
va desarrollando en Latinoamérica para
responder a los impactos organizacionales y
académicos de la universidad…. la RSU no es
cómoda, puesto que fuerza a la autocrítica
institucional” (2014, p.1). Este concepto
invita a desarrollar diversas políticas para ser
visibles tanto nacional como
internacionalmente, para así ser instituciones
competitivas en un mercado tan amplio como
el del capital intelectual, el cual incluye a su
vez su forma de gestionar el conocimiento a
partir sus experiencias prácticas.
Como apoyo a RSU, la Constitución de
la República Bolivariana de Venezuela
establece en su artículo 132 “toda persona
tiene el deber de cumplir sus
responsabilidades sociales y participar
solidariamente en la vida política, civil y
comunitaria del país, promoviendo y
defendiendo los derechos humanos como
fundamento de la convivencia democrática y
de la paz social” (1999, p. 65), este principio
rector constitucional invita ser ciudadanos
con el deber de fortalecer su responsabilidad
social, a través de un ente generador de
conocimientos como lo representan
universidades, quienes propician el
fortalecimiento de valores éticos para una
formación activa en procesos de intercambio
de experiencias en la construcción de alianzas
comunidad-universidad para beneficios
mutuos en pro del desarrollo del Estado.
En el devenir de su gestión, esta casa de
estudios se encarga de la formación de
profesionales en diversas aéreas del
conocimiento, tales como humanidades,
ingenierías, administrativas a nivel de
pregrado, maestrías, doctorado en gerencia,
donde desde hace ya más de quince años se ha
sumado con gran interés a la modalidad de
estudios a distancia a través del apoyo en
Tecnologías de la Información y la
Comunicación (TIC), con el firme propósito
de satisfacer necesidades sociales, al
brindarles a sus educandos, conocimiento,
innovación, ventajas competitivas,
preparándolos para solucionar problemas de
su entorno, destacando con mayor
importancia por la situación de pandemia de
COVID-19.
Ahora bien, al retomar el constructo
sobre Responsabilidad Social Universitaria,
Muñoz expresar “La… (RSU) necesita
pensarse en base a dos hechos
contemporáneos: la situación social y
ecológica global y la masificación de la
Educación Superior” (2012, p.5); estas dos
vertientes se manifiestan en el desarrollo tanto
de política como de gestión universitaria para
atender demandas del mundo globalizado,
incorporándose en estándares de calidad,
manejo de recursos institucionales en
escenarios endógenos y exógenos. Por ello,
el objetivo de la investigación fue interpretar
experiencias de docentes de la Universidad
Yacambú sobre la responsabilidad social