en tal sentido, se considera fundamental establecer un
análisis de cada una de las 6 debilidades mencionadas
en la Tabla 1; entender sus significancias e
implicancias para proponer posibles alternativas y
propuestas que permitan generar contenidos y
espacios de diálogo que fortalezcan a los individuos,
principalmente en esta etapa de crecimiento; de no ser
debidamente abordados y trabajados pueden
representar un riesgo en el proceso formativo
madurativo de los adolescentes, exponiéndolos a ser
posibles víctimas de violencia o de violencia sexual.
La debilidad más veces identificada ha sido la
timidez, el hecho de ser poco sociable o tímido
significa el temor o la dificultad para relacionarse con
las personas, por lo tanto, puede representar una gran
limitación para interactuar con sus compañeros o en
sus entornos próximos. En una edad en la que es
fundamental sentirse parte y pertenecer a un grupo
social limita el campo de acción y la capacidad para
expresar los sentimientos y las emociones. Otros
factores identificados, muy vinculados a la timidez,
son la inseguridad y la falta de confianza, debilidades
que generan duda permanente, incapacidad para
poder tomar decisiones y sentir la necesidad de
buscar una validación constante. Se entiende que la
adolescencia es una etapa crítica que se caracteriza
por una serie de procesos complejos y momentos
centrados en la búsqueda de identidad y aceptación
por el entorno, principalmente el de los pares.
Esta búsqueda se ha tornado más compleja y se
ha contaminado por los múltiples contextos y las
nuevas tendencias a los que se encuentran expuestos,
por ejemplo, la información recopilada de los medios
de comunicación y principalmente de las redes
sociales son un factor determinante que ha restado
fuerza y valía a los valores impartidos por la
estructura familiar, lo que genera mayor riesgo en el
proceso de construcción de la identidad, viciado por
esa búsqueda constante de aceptación que impide el
desarrollo de una autonomía plena y confianza en sí
mismo.
La ansiedad es un sentimiento intenso,
desagradable e incontrolable que impacta de diversas
maneras en el individuo, acarrea una sensación de
impotencia frente a situaciones que aparentemente se
salen de control y puede ser una consecuencia de
todos estos factores identificados y otros aquí no
desarrollados, pero que también han sido
mencionados en menor escala. La ansiedad puede
generar altos niveles de estrés y miedo, acompañados
de los cambios propios de la edad y pueden decantar
en un estado de tristeza e incluso depresión.
Otra de las debilidades que mayor número de
grupos han identificado es el enojo, estado emocional
que puede variar de intensidad, generalmente se
manifiesta por un estado de irritabilidad que puede
oscilar desde estados leves hasta estados de irritación
y pérdida de control desencadenando situaciones
violentas. La imposibilidad de controlar o gestionar
el enojo, al igual que las otras emociones, es parte de
otra de las debilidades identificadas como es la falta
de gestión de las emociones, ello involucra un
proceso de autoconocimiento y la adolescencia no es
precisamente la mejor etapa, por los cambios físicos
y fisiológicos que están atravesando, los mismos que
alteran permanentemente los estados emocionales.
Incluso muchos adultos presentan gran
dificultad para manejar determinados eventos
emocionales, principalmente estados de enojo y
rabia, las circunstancias pueden incurrir en sucesos
violentos que pueden llegar a los gritos y peleas,
incluso a las agresiones físicas, por lo tanto, la gestión
emocional es un proceso que involucra la historia
personal, es decir que requiere de herramientas que se
han brindado y desarrollado en la infancia que
permitan al individuo desenvolverse adecuadamente
en determinadas circunstancias.
De acuerdo con el modelo de las competencias
emocionales de Goleman (2002) existe una serie de
habilidades que permiten manejar las emociones,
menciona que en una primera instancia se debe tener
un conocimiento de lo que se está sintiendo, una vez
identificada la emoción se da un autocontrol para
manejar los impulsos y estados, en una tercera etapa
se da una conciencia social que permite reconocer los
sentimientos y emociones de los demás o de la otra
persona y finalmente habilidad para manejar bien las
relaciones.
Otra debilidad identificada ha sido la
impaciencia, involucra un estado de permanente
intranquilidad, inquietud, muchas veces hasta puede
tornarse irascible. Estudios demuestran que en la
actualidad la tecnología, de la mano con las redes
sociales y los juegos en red, la diversidad y cantidad
de información buena o mala que se puede encontrar
en el internet, al solo movimiento de los pulgares, ha
generado un mundo en el que se quiere las cosas de
manera inmediata, violenta; acostumbrando al
cerebro a niveles de estrés cada vez más altos,
ocasionando en el comportamiento poca tolerancia a