humana y se manifiesta a través de diversas etapas
de desarrollo y aprendizaje. La adaptación a las
demandas del entorno no solo implica cambios
fisiológicos, sino también el desarrollo de
habilidades cognitivas complejas, las cuales
permiten al individuo interactuar de manera eficaz
con el medio. Para abordar y comprender los
procesos adaptativos, se propone una serie de
ejercicios prácticos y pedagógicos que permiten
discernir los canales procesuales a través de los
cuales navegan los conocimientos. Los ejercicios
ofrecen oportunidades para analizar y explorar de
manera lúdica, pero bien fundamentada, los
mecanismos subyacentes al aprendizaje y al
desarrollo cognitivo. El diseño de las actividades
se basa en un sólido bagaje de ideas y andamiajes
teóricos los cuales facilitan el progreso de
habilidades motrices y cognitivas en diversos
contextos, especialmente en el entorno escolar.
La implementación de actividades motrices y
cognitivas en el aula escolar no solo enriquece el
proceso de enseñanza-aprendizaje, sino, también
proporciona un enfoque integral que promueve el
desarrollo holístico del estudiante. Actividades
como juegos de construcción, ejercicios de
resolución de problemas, y dinámicas de grupo,
fomentan la creatividad, el pensamiento crítico, y
la colaboración, habilidades esenciales para el
desarrollo cognitivo y social. Bransford et al.
(1999), “la investigación en neurociencia y
psicología del desarrollo ha demostrado la
participación activa en actividades motrices y
cognitivas estimula la plasticidad cerebral,
facilitando la creación de nuevas conexiones
neuronales y el fortalecimiento de las existentes”
(p.78). Por lo tanto, el proceso primordial para la
mejora de habilidades metacognitivas es permitir
al individuo adquirir conocimientos y reflexionar
sobre sus propios procesos de aprendizaje y
adaptarse de manera más eficaz a nuevas
situaciones.
La propuesta de una serie de ejercicios
prácticos y pedagógicos, fundamentados en teorías
sólidas y enfoques lúdicos, ofrece una metodología
eficaz para comprender y promover el desarrollo
cognitivo y metacognitivo en los estudiantes. La
implementación de estas actividades en el aula
escolar no solo enriquece el proceso educativo,
sino que también prepara a los estudiantes para
enfrentar de manera efectiva los desafíos del
entorno y continuar su evolución adaptativa a lo
largo de la vida. Al seguir algunas propuestas
ofrecidas por ciertos investigadores de la
enseñanza-aprendizaje, podemos cotejar sus
teorías mediante la dualidad de parámetros que
comparan las mismas desde diferentes puntos de
vista. Según Watson (1913), en su teoría del
conductismo, el aprendizaje se explica por medio
del condicionamiento, y el conocimiento se logra
mediante la asociación de ideas.
De esta manera, se puede ver que el
aprendizaje es un proceso gradual y paulatino, que
modifica la conducta humana a través de las tareas
cognitivas, en las cuales están inmersas una serie
de actitudes y valores que en conjunto hacen
posible la creación de nuevas estructuras mentales,
dando origen a nuevos saberes o conocimientos. Es
por ello, que coincido con otros autores quienes
proponen teorías similares, como Piaget (1952),
quien afirma que el desarrollo cognitivo de los seres
humanos está conectado al desarrollo biológico en
los primeros años de vida y, asimismo, los saberes
están sujetos a la modificación biológica y a la
interacción con el medio ambiente.
Se considera importante todas las
aportaciones que nos ofrecen dichos analistas de
los procesos cognitivos. Por eso, es necesario
efectuar un análisis minucioso de sus propuestas.
Recordemos el experimento de Watson (1913),
conocido como el experimento del "Pequeño
Albert", donde presenta a un niño un objeto blanco,
seguido inmediatamente por un ruido fuerte y
aterrador. El procedimiento tuvo el objetivo,
condicionar al niño a asociar el objeto blanco con
el ruido desagradable, desarrollando así una
respuesta de miedo hacia objetos similares. Watson
(1913) demostró que el niño, inicialmente sin
miedo a los objetos blancos, comenzó a sollozar y
mostrar signos de angustia con la mera presencia
de cualquier objeto blanco, incluso sin el ruido
fuerte. El experimento ilustra cómo una respuesta
emocional puede ser condicionada a través de la
repetición de una conducta específica, destacando
la importancia del condicionamiento en el
aprendizaje.
El conductismo, teoría del aprendizaje,
sostiene que el comportamiento humano puede ser
moldeado mediante la asociación de estímulos y
respuestas, con la repetición y el refuerzo
desempeñando un papel inmerso en el proceso.
Según Watson (1913) y otros conductistas, la
unidad básica para el aprendizaje es la repetición